No es por casualidad
que me tiemble la voz
cuando pronuncio tu nombre...
He respirado el perfume
de los jazmines y las rosas,
mezclado con el aroma
de los besos morenos...
He visto el extraño desfile
de califas y de mendigos,
de verdugos, de cortesanos,
de bandoleros, de santos,
de jorobados y tuertos,
de faraones y campesinos,
de conquistadores y sultanes
en los cafés del Viejo Cairo,
con sus calles llenas de sombra.
No, no es casualidad...
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